Existen momentos en nuestras vidas en los que simplemente quisiéramos desaparecer...Desaparecer para evitar sentir lo inevitable de este mundo: Dolor... Y es que nacimos para sentir dolor, desde el momento en que nacemos y nos obligan a abandonar aquella burbuja en la que nos sentimos tan protegidos que incluso algunos temerosos deciden quedarse un poco mas (embarazos prolongados) y otros cuantos valientes deciden averiguar lo que les espera antes de tiempo (embarazos pre-termino).

Todo comienza con el nacimiento, nacimos para sentir dolor físico y mental...nos duele la barriga pues ya no existe aquella conexión que nos alimentaba sin esfuerzo alguno, nos duele sentir que aquella única voz que siempre nos hablaba ahora no es exclusivamente tuya pues ahora tienes que ver como se reparte entre el esposo el trabajo y el hogar... así es, nacimos para sentir dolor.

Y luego crecemos así como nuestras preocupaciones, y por ende nuestro dolor...duelen las caídas de los primeros pasos, duelen las travesuras que vamos cometiendo mientras mas investigamos, duele ver partir a tus seres queridos mientras tan solo eres un pequeño ser, duele tener tu primer amor y luego perderlo pues se mudo de casa, duelen los golpes recibidos por escapar de casa, duele la primera resaca por haber logrado algún merito, duele crecer...y seguimos viviendo para sentir dolor.

Luego viene algo llamado amor que no es otra cosa que la mejor excusa para el dolor...duele amar sin ser amado, duelen las rupturas, duelen las no correspondencias, duele la distancia, duele la indiferencia y aun así duele la soledad....es aquí donde se cuestiona: "amor? dolor? amor soportando el dolor? no amar y vivir sin dolor?" ... y ya sabemos cual es la respuesta, así que seguimos viviendo para sentir dolor.

Finalmente llegas al punto de la vida donde te preguntas "para que mierda se siente tanto dolor?" y nunca encontraras respuesta (pues no la hay); en este momento de la vida tienes dos opciones: decides ser cobarde y continuar con tu vida tal cual la vas llevando o decides ir en contra de la corriente y vas en busca de la felicidad sin sufrimiento...y ya sabemos la respuesta...nuevamente diré, nacimos para sentir dolor; solo queda acostumbrarse a el y no dejar que aun siendo intenso se robe la sonrisa de nuestros días.